A Clint Eastwood
Cuando Charlie Parker estaba hasta el culo de heroína, cerraba los ojos y todo el mundo le cabía en el saxofón. Con el ojo bueno soñaba con la nieve de Philadelphia o con paseos interminables en Promenade, y a la mañana siguiente estaba su chica todavía dormida en la cama mientras él se afeitaba delante de un espejo.
Delante de un espejo.
Charlie Parker volvía a abrir los ojos porque el reflejo que le devolvía aquel trozo de cristal era el rostro deformado de un yonki que estaba solo porque la chica ya se había largado dando un portazo.
Empapado en sudor abrió los ojos para reconocer los aplausos y la ovación que le estaba ofreciendo todo el mundo que estaba en la sala… que le cabía en el saxofón.
Un buen día se convirtió en “Bird”, no sé si para hacernos libres con su música o para revolotear dentro de una jaula de Jazz.
Una noche cerró los ojos y se dio un largo paseo por Explanade o se mojó bajo la lluvia de Times Square… y no abrió los ojos, otra vez, para recoger los aplausos porque a la mañana siguiente todavía estaba su chica dormida en la cama mientras él se afeitaba.
2 comentarios:
Todos los genios necesitan de una chica dormida en su cama, para recordarles que aparte de humanos, son unos genios....
evidentemente yo no voy a ser tu chica en la cama, pero tu eres un puto genio
una abrazo monsieur
Ante todo espero que el bonus no signifique haberme perdido la Cara B.
Y después, mi Monsieur, yo creo que de su texto y el comentario de Don ExTraño bien se puede sacar una tesis que defender. "El sujeto dormido en la cama". Entorno al arte, por supuesto.
Mua.
Publicar un comentario