
Las moscas mueren con las alas abiertas
como aviones sin corazón
y sin desafinar en el último zumbido.
El último viaje lo hacen dormidas
antes de caer tiesas e incomprendidas
como esquinas estrábicas.
Las moscas mueren con las alas abiertas
sin atisbo de odio en sus ojos
como un Blues caleidoscópico
en una escala de grises.