lunes, 28 de mayo de 2012

ME CAGO EN DIOS

















Yo un día meé en la puerta santa
de la Catedral de Santiago.
Mi amigo Javi es testigo.
Otro día vomité en la puerta de San Patricio.
Estaría un poco pedo.
Hace años entré fumando
un porro gótico en Notre-Dame.
Una mañana, de reenganche, les metí mano
a mis dos novias en la plaza de San Pedro
porque no encontré las llaves de la pensión.
Pero nunca comí Cristo: ni como lo hacen
los cristianos, ni el mechado al horno.

Y no, nunca les vacié el cepillo
a San Cosme y San Damián
aunque sí siento repelús por Jesús.

Pero lo que me da dentera o amargor
es la justicia mojigata, tan “gris ala de mosca”
que aún aplica el art. 525 para la rima fácil
sin saber que son ellos los que hacen escarnio
del sentido común y del buen gusto.

Y todo en el día de la Blanca Paloma
con toda esa turba embrutecida
que busca el roce de una virgen
¡…´amos anda, y vete a pelártela a casa!

Y es que no hay rocío que todo lo lave.


Amigo Krahe, si tienes que exiliarte en Francia
allí tal vez triunfes al ser confundido con Moustaki.