jueves, 23 de julio de 2009

EL OTRO (o lo que es lo mismo)

Ayer soñé que no era yo. Entonces todo lo que era yo era absurdo.
No fumaba, no estaba enamorado, no decía gilipolleces y no calzaba un 42, por supuesto. Me miré en el espejo desde mis ojos oscuros un tanto extrañado o directamente por encima del hombro. ¿Qué hacía todo aquello allí, en mi habitación, en mi vida? ¿qué ropa era aquella? ¿y esos libros, y esos SMSs? Empecé a quemar cosas, a borrar e-mails ¿quién demonios me escribe? a tirar discos ¿pero, quién cojones escucha esto? Después de la ducha y de secarme con una toalla que había sido lavada sin suavizante –hay que joderse- llamé a un contable o a un matón (los sueños son tan imprecisos como raros) pero no recuerdo la conversación, sólo que estaba más nervioso que un criminal ante su primer asesinato.
Cuando me desperté, aún las telarañas del sueño tapizando mi comprensión, recibí un SMS: Hola, Amor ¿hace sol en Santiago? Llueve, me dije entreviendo el cielo.
Volvía a ser yo. No estaba a salvo de nada.

domingo, 19 de julio de 2009

DE MIL AMORES IV

El Blues de Rebeca













Rebeca tiene una peca en el corazón
que la hace, si cabe, mucho más guapa
Rebeca ya no se obceca con el amor
por eso me quiere… es algo que se me escapa
Rebeca ya sólo peca de ser un bombón
de licor, del licor más rico (y eso me encanta)
Rebeca nunca se seca bajo el edredón
donde me bautiza de arriba abajo, es una santa
Rebeca no es muy discreta con la pasión
cualquier rincón le gusta para hacer fiesta
y me receta, sin compasión, sexo sin meta
y no me veta, miel sobre hojuelas, ni una perversión.

Rebeca se hace la sueca con mi canción
pero sé que en la ducha, siempre la canta
Rebeca me hace una mueca de incomprensión
cuando le digo que la amo (eso le espanta)
Rebeca, vuelta de tuerca de eroticón
sonríe cuando paseo mis dientes por su espalda
Rebeca hace una muesca sobre el colchón
si me voy antes de tiempo, y esa me la guarda
Rebeca gime y me presta una felación
a condición de que después no me eche una siesta
y a mí me cuesta, en confesión, ser un atleta
de la ruleta que es toda ella, y sólo ella es mi perdición.

miércoles, 8 de julio de 2009

SHE, THE CITY AND ME

Ella
es el nombre que me moja la punta de la lengua
la prisa con la que me desperezo
la mueca que hace buena a mi sonrisa
la prolongación de todos mis deseos
la pausa de todos mis dislates
el disparate que me arranca de lo cuerdo
el tacto que confirma mis cosquillas
la comisura de los labios en un “Te quiero”.

La ciudad
es un telón de fondo sin forma
un crucigrama irresoluble desquiciado
un caballo agonizando su cojera
el puerto que da a un mar desesperado
un andén perdido en el pasado
la bambalina en ruinas de un teatro
un escenario con mil cicatrices
la mitad del mapa del tesoro.

Ella
es el coto de caza de mis pasiones
el viento que me infla las velas
el destino de todos mis anhelos
el color que le da sentido a mi lienzo
mi desayuno con frutas y diamantes
la que me baja por República hasta Sol
las uñas que acarician como dientes
la que, Uff! me va a matar de amor.

Yo
soy el que pasea una certeza añosa
el poeta de los puntos suspensivos
un cómico que come con los dedos
la proa en la bocana de sus sueños
el viajero que quiso enseñarla a bailar
un jugador que no sabe farolear
el helado que se derrite en su boca
un saco de huesos dislocados en su ausencia.