domingo, 15 de febrero de 2009

TANGENCIAS ALFANUMÉRICAS










La primera vez, el segundo de a bordo,
el Triángulo de las Bermudas, un 4º sin ascensor,
los cinco lobitos, Seis personajes en busca de autor,
el Séptimo arte, el Octavo pasajero,
nueve sobre mojado, décimas de fiebre,
Once años antes, 12 costillas para un torso,
trece campanadas,14 versos de abril,
quince primaveras, 16 onzas por libra,
17% por volumen, el Dieciocho Ilustrado,
19 años fumando, Siglo XX Cambalache,
veintiún gramos de alma, 22 centímetros por debajo de tu ombligo,
la 23 con Broadway, veinticuatro horas a punta de reloj,
veinticinco años sin Cortázar, 26 grados a la sombra,
veintisiete inquilinas abecedarias, 28 de febrero sin siesta,
el 29 con resaca de Crack, 30 centilitros de cubata,
la República del 31, treinta y dos piezas dentales,
33 r.p.m. de LP, código internacional: 34

penúltimo en la meta, cero en gimnasia y religión.


Os invito a continuarlo o a modificarlo

sábado, 7 de febrero de 2009

CUARTO CON CAMA CON MANCHA (sudor sobre tela, 1’00 x 1’00. Detalle)



Por fin de madrugada se marcharon un tanto ebrios y cogidos de la mano a la cama. Los dos sabían que no debían, los dos lo deseaban, los dos se amaban. Él estaba un tanto cohibido y ella un poco nerviosa pero se quitaron la ropa para estar más cómodos y se desnudaron para estar más cerca. Él recorrió con desesperación callada todo el cuerpo de ella -el cuerpo de ella eran todos los itinerarios que él necesitaba para viajar- y la besó en todas las cumbres, valles y sosiegos. Ella se dejaba sorprender aguardando el momento de devorarlo. La lluvia se asomaba con fuerza a la ventana como un voyeur desesperado pero el cristal estaba pintado con esa niebla de aliento que lo empaña todo. Como en una cámara lenta y en celo, una ráfaga caníbal recorrió las sábanas entre gemidos, mordiscos, bendiciones y peticiones urgentes. Se lo debían todo y se dieron un homenaje pantagruélico de carne, sexo y saliva. Se quisieron y se desearon más. Se buscaron y se encontraron hasta disolverse en un colchón de silencios calentitos clasificados X porque no debían, porque lo deseaban y porque se amaban. El sol de la mañana iluminó un cuarto con cama con una mancha de pasión que resbalaba desde la almohada hacia la inmortalidad.